El Diario de Miss Gonzalez 1
CAPITULO 1
De como servidora se encuentra de repente en una sala enmoquetada de aeropuerto. Turbantes desconcertantes. Dudas y maletas. Falstaff, mi apreciado compañero. Las musarañas.
London 14-09-01
Todo esto tiene algo de anormal.... llevo horas sentada sin quejarme, sin tener ganas de comer ni de beber, y pronto llegaré a Newcastle, como si no me hubiese movido de casa. Cosa extraña, sólo tengo ganas de dormir y de dormir, y de llegar de una vez, y de tener vacaciones. Por ahora no he perdido ninguna maleta ni la cabeza, pero ya me veo en Newcastle, con cara de pato mareado en el aeropuerto.
Ya es de noche, realmente son las siete y media, una hora más en España, así que no es de extrañar. La gente es muy variopinta, eso nos demuestra que estamos en Inglaterra, sobre todo porque la mayoría de los trabajadores del aeropuerto llevan turbantes. Tenía que haber traído el teléfono de Bea o de Olinkha para llamarlas y pasar el rato, así por lo menos me contaban qué tal su vida. Pero me olvidé de arreglar todos esos detalles, ya que este viaje ha sido un poco "rushing" debido al curro y a las incidencias médicas - simples toques especiados para divertir un poco más a la gente y para llenarme la cabeza de muebles inútiles.
Supongo que me habré dejado gran cantidad de cosas en casa, pero por ahora no me hacen falta ... claro está que aún no he abierto la maleta.... Sólo espero que no haga demasiado frío estos días, porque no me haría mucha gracia tener que ir forrada tipo cebolla con la poca cantidad de material que al fin y al cabo he traído. Espero de todas formas conocer pronto a los que serán mis compañeros de trabajo, seremos el guetto español-morriñoso, pero está bien que por lo menos te contesten a los mails, no como al pobre Oscar que todavía, con el curso ya empezado en el colegio, no tiene noticias de la Isla de la Reunión.
No he estrenado en serio mis gafas nuevas aún, me dan un dolor de cabeza horrible, pero ya me veo dando clase con una pinta de señorita Pepis dudosa, aunque voto a bríos... posiblemente me confundan con la Barbie esquiadora (por el jersey, no por el tipo ni por la melena rubia).
Mi pequeña máquina pesa un quintal, pero por ahora funciona sin ningún problema. El último día se me llenó la casa de informáticos: vinieron los chicos a despedirse, que majos, como se usufructuaron ellos solos, y me ayudaron a pasar la información de "mis documentos" de Uriel a Falstaff. Esperemos que puedan enviarme pronto los CD's con el office y con el Netscape Composer para poder seguir trabajando en mi página web. De hecho, ahora estaría haciendo lo propio si no fuese porque no tengo el Composer, ya que llevo unas dos horas en esta sala de espera, leyendo un ensayo historiográfico sobre Drácula, para cuya comprensión hace más bien falta un profundísimo conocimiento de la zona de los Balcanes y la historia anterior o general de la misma. Lógicamente, yo no estoy a la altura, pero a veces me entero del contexto o del tema de lo que dicen uno o dos párrafos de la página.
Es cómodo Falstaff, realmente, el teclado es bueno y la pantalla responde bien. Como este texto es un poco peñazo y como todavía no se nada de la puerta a la que he de dirigirme, tengo dos opciones:
a) seguir escribiendo sin motivo aparente
b) apagar el ordenador y contar musarañas en la moqueta del aeropuerto
Voy a por las musarañas, y a comprobar si también son hemofílicas, como los topos.
Labels: Diario
Me has dejado intrigada con lo de las musarañas, espero que el relato continue, de lo contrario, ya me veo haciendo un exhaustivo éxamen biológico en mis ratos de ocio, para saber si son hemofílicas...
Posted by Amadora | 8:26 pm