Saturday, February 24, 2007 

Photographic pleasures

One of the blogs I visit from time to time, Pollogallinaygallo (that name cracks me up), has a short entry on DavidLaChapelle. You may know him from the new Nip&Tuck ads series and the Desperate Housewives new season promotional imagery. The photo of the lady floating on the entry page is amazing (reminds me of Bacon's portraits), and the portraits section is definitely worth a look. After half an hour of visual pleasures, I could not help but sharing my favourite photo: Tori Amos by David La Chapelle.



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Sunday, February 18, 2007 

El Diario de Miss Gonzalez XXIII

Edimburgo glacial, la oveja pintoresca y las turistas borrachas. Medidas desesperadas para las mendas desesperadas. Planes de Diciembre.

4 Diciembre 2001


Querido diario, como siempre, esta semana la he pasado de clase en clase, y juerga en el pub con los del departamento (oh, y tambien fue el cumpleaños de Katrin, la lectora de alemán, el mismo miércoles, así que tuve que ejercer de maga de las rebajas y por un precio módico le encontré un monedero – violeta, cómo no – y un libro para niños escrito por Robert Louis Stephenson en edición facsímil... en fin, que no se me da mal la cosa).

Pero vamos al grano. El sábado cogimos el tren hacia Edimburgo, llegamos allí en dos horitas, vamos, que está a un tiro de piedra, y dejamos las cosas en el hostal. Nos alojamos en el youth hostel que está al final de Princes Street, más allá del castillo, y es una chulada. Es una casa victoriana (o edwardiana? creo que no distingo los estilos) con un salón de color rojo muy acogedor con sillones reclinables y un precioso árbol de navidad. Ciertamente aquí ya tenemos todo decorado y ya se están haciendo las compras de navidad, es increíble. En cambio en España lo celebramos más del veinticinco al siete, pero aquí los isleños llevan desde noviembre cantando villancicos.

En fin, para no desentonar, dedicamos el sábado a las compras. Bufandas de cuadros escoceses para toda la familia, crema de whisky para los papis (y otra botella para nuestras cenas, que te crees que nos chupamos el dedo...). Fuimos de tienda en tienda, gochoneando todo lo que encontrábamos a nuestro paso. En la tienda de whisky nos bebimos dos chupitos “de gratis” de la susodicha crema (que estaba para chuparse los dedos, y no veas que bien nos sentó para sobrevivir al frío de la calle). Luego nos fuimos al mercadillo alemán de navidad, una monada, Katrin estaba alucinando, todo productos de la tierra pero a precios de la isla (vamos... lo que más comúnmente se llama un atraco). Salchichas alemanas, dulces alemanes, adornos alemanes, y vino alemán de navidad, el Gluwine o como se escriba. Es como el que hacen en Galicia, vino caliente con especies, que también, lógicamente, nos vino de maravilla para seguir luchando con el frío (aunque he de reconocer que tras el par de chupitos ya no teníamos frío en absoluto y lo del vino fue de vicio), y encima daban Spekulatius gratis con el vino, con lo que nos pusimos hasta arriba de esas galletitas. En la siguiente tienda, la de las tazas, daban pruebas gratuitas de café, de té y de vino caliente (Mullwine), y como nosotras nos habíamos quedado con las tazas del vino alemán, nos dedicamos a ir de termo en termo probando de todo un poco y encima más que nadie y en taza decente (no en los vasitos de poliexpan asquerosillos que dan por ahí)... eso sí, también compramos un par de tazas, para que luego no digan...

La siguiente parada fue en una librería y arrasamos con todos los libros que estaban a una libra. Me compré “La importancia de llamarse Ernesto”, “The secret garden” y otra de Shakespeare de cuyo nombre ya no me acuerdo... hummm, y luego nos compramos una botella de vino y un paquete de galletas de chocolate para hacer amigos en el salón del hostal, en donde estuvimos vegetando durante un par de horitas mientras veíamos los típicos programas de “cita a ciegas” y demás basura... adorable.

La habitación estaba bastante bien. La compartíamos con una chica de Sudáfrica y otra de Hungría, y otras dos a las que no vimos hasta la mañana siguiente que a saber de dónde eran. Las literas muy cómodas, eso sí, subir pude subir, pero bajar me costó un huevo. Encima, las sábanas que te dan en el hostal son tipo saco de dormir y aquí una servidora, con sus maravillosas dotes acrobáticas, consiguió enrollarse en la maldita sábana de tal manera que no pudo moverse en toda la noche ni para sacar un brazo al aire...

El domingo fue un poco duro porque de nueve a nueve tuvimos que cargar con las mochilas llenas de regalos bajo el frío helado de Edimburgo. Frío helado no es una redundancia, no, es una verdad como un puño. Manda narices, y eso que íbamos forradas tipo oso polar, pero un poco más y nos nieva en la cabeza.

Vimos el castillo. Un timo, siete libras y media, vamos, ni el Mont Sant Michel vale tan caro. Menos mal que el guía era un pavo muy simpático, porque nos llegamos a quedar con el cassette que te dan a la entrada y nos da el yuyu. La vocecita escondida en el cassette opción alemán seseaba, y la mía, opción castellano, parecía que se había metido unos cuantos chutes, que iba a empezar a saltar de un momento a otro o que iba a desmayarse en el sitio. El guía, cómo no, nos contó los mismos chistes que luego tuvo que repetir al siguiente grupo, beh, gajes del oficio, y a pesar de que no era un monumento escocés en sí, tenía un acento muy típico, y, cómo no, pantalones de cuadros escoceses (que por cierto, son el uniforme oficial de todos los encargados de museos, palacios, castillos y demás).

Tras pelarnos de frío en el castillo y reposar en el bar, vimos la procesión saliendo de la catedral – ya que era el día del patrón, Saint Andrew – que era cuanto menos pintoresca. Aquello consistía en una comitiva de ancianitos (parecía que estaban paseando a los más viejos del lugar, y digo paseándoles porque necesitaban ayuda casi todos) vestidos con togas negras y sombreros de plumas, precedidos por una especie de chambelanes vestidos con atuendos de colorines tal como las cartas de Alicia en el país de las maravillas (sí, la baraja de naipes que tenía que pintar las rosas de color rojo para que la reina de corazones no les cortase la cabeza).

Tras eso, nos fuimos a los museos. A la galería nacional y a la galería de retratos. Los dos magníficos y gratis (y encima pudimos dejar las mochilas en el guardarropas). Lo que no pudimos dejar y tuvimos que llevar en brazos con nosotras – bueno, en la calle también la llevamos en brazos, lo cual despertó mucho interés por parte de los lugareños – fue a la ovejita que Katrin usa para dormir. Es su primer muñeco, y ya tiene 24 años, vamos, que la pobre oveja ha perdido mucho xeito, y sin ella no puede dormir. No nos cabía en la mochila así que la paseamos por todas partes y la culturizamos, cómo no, ya que la entrada para ella fue gratis a todas partes (que envidia, y encima no tenía que llevar mochila).

La galería de retratos fue la que más me gustó. El hall estaba decorado con un espléndido árbol de navidad y con luces, cuyo reflejo resplandecía en los mosaicos dorados del techo, una maravilla, aquí sí que saben decorar en estas fechas (algo bueno tengo que decir, ¿no?)... la pena es que todo cerraba a eso de las cinco y tuvimos que hacer tiempo hasta las nueve, hora en la que salía el tren... así que nos llevamos a la oveja a una taberna típica a tomar la cena (qué bien nos supo, cómo la necesitábamos, la cena digo, no a la oveja). Nos perdimos la cabalgata pero no nos dio mucha pena, porque lo poco que vimos de ella era bastante cutre....

En fin, y de vuelta a casa, clase de pintura. Otra vez, modelo desnudo y pintar y pintar y pintar. Yo no estaba precisamente despierta (sobre todo tras haber pasado todo el domingo acarreando la mochila de montaña llena a reventar), pero me quedaron bastante bien los cuadros. Lo gracioso fue que el modelo en el descanso ya había “previsto” y me había pedido un chocolate (porque la última semana su “previsión” fue que necesitaba un café, y te podrás imaginar como acabé yo tras el café, que me pone enferma)... en fin, yo no se qué me habrá visto pero me parece que le he caído en gracia (tal vez demasiado, oops), así que me pidió el teléfono y que me llamará para quedar a tomar algo. Se me hacer raro porque no suelo quedar con tipos a los que he visto desnudos con anterioridad... Pero no creas que es un modelo tipo el ex de la Cañadas, no, hija, es un modelo de pintura, vamos, que es mucho mayor que yo y calvito, de ahí el pitorreo que se llevan mis compañeras con mis conquistas (súmale al ruso asocial de mi piso, que cuando se emborracha muestra un inusitado y pegajoso interés por mí, sumándole el hecho de que es menor de edad)... “estoy haciendo amigos”... Ale, además, Ken, que así se llama el modelo, me contó que el profesor de pintura hace surf, pero surf de alto riesgo, vamos que es más burro que un arado. Mi profesor de pintura tiene unos cuarenta y tantos años, lleva el pelo a lo hippie (como yo pero en gris, vamos, que no se ha cortado los rizos en mucho tiempo) y luce una barba a juego también medio rizada y grisácea... y claro, yo no me lo imagino de hacha del surf luchando contra las olas... Según parece le pegaron la afición sus hijos, que surfean desde hace más tiempo pero no en sitios tan peligrosos como él...

Hummm y poco más. Estamos ya todas esperando con impaciencia el baile de navidad, porque, quieras que no, nos hace mucha ilusión. Yo nunca estuve en un baile y puede ser divertida la cosa (bueno, más le vale porque nos cuesta catorce libras la bromita, y según parece es barato). No iré de vestido (aunque sería gracioso vestirse de gala, ya que en España nunca hay ninguna ocasión para ponerse esas cosas ridículas que no te pondrías en el resto de las situaciones), pero a ver si me voy a la tienda de rebajas y me compro algo chulo, para lucir el palmito...

Bueno, creo que no me dejo nada en el tintero, esta es la última hoja que escribiré por este año ya que andaré liada y lo primero que pienso empaquetar es el portátil (para no trabajar). Espero celebrar la navidad en casa como Dios manda, comiendo empanada en vez de los rollitos esos de salchicha que seguro que nos ponen en el fiestorro...

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Monday, February 12, 2007 

"La alfombra roja" ("Red rug")


Me pregunta Mannginger que por qué dibujo mujeres fondonas y yo le digo que si fuese la mujer palo no tendría nada que dibujar...

Mannginger asks why is it that I always draw chubby women... and I reply that stick women give no pleasure to the eye (how could this perspective be possible without good curves?)

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Saturday, February 10, 2007 

De Rodriguez

Pues de Rodríguez me he pasado el fin de semana... Porque es bueno estar de Rodríguez aunque uno se apellide González.

Cocina onanista

Ingredientes: hojitas de rucola, canónigos y lo que te sobre de la lechuga esa que compraste hace dos semanas. Latita de garbanzos, carne aleatoria (si estuviese en casa sería chorizo, pero como no estoy, salchichas inglesas, qué remedio), cebolla, vino blanco, aceite de oliva.

Proceso: mientras se ve la televisión y se graban "cedeses" al mismo tiempo, lavar la verdurita y dejarla colocada en el plato. Cortar la cebolla sin rebanarse un dedo e intentando no llorar demasiado. Cortar las salchichas, chorizo, o chámalle equis que se haya podido arrepañar. Echarlo todo en una sartén con un poco de aceite de oliva. Cocinar a fuego vivo (para ir más rápido) y echar un buen chorro de vino blanco para que no se queme todo. Añadir garbanzos para que no estén frios. Échale sal, no hay por que ser tan sano. Espera un par de minutillos para que los garbanzos no sepan a lata, y pasa la mezcolanza al plato. Servir caliente con un chorrito de aceite de oliva. Con un poco de suerte, una vez terminado el proceso de preparación se habrán terminado los anuncios, y podrás disfrutar del susodicho plato aleatorio viendo lo último del canal de ciencia ficción...

XMAS3

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