Momento aburguesado
Este fin de semana, tocamos las cumbres más altas de la clase media y nos dedicamos a comprar electrodomésticos. Por un breve momento, nos sentimos como su fuésemos ciudadanos con poder adquisitivo... y lo peor, es que nos lo pasamos de rechupete, comprando elementos para la cocina y para el hogar a precio de ganga... por comprar, hasta compramos una maquinita de esas de hacer "smoothies" para ver si así Mannginger come algo de fruta, y un set de cucharillas como las de Uri Geller - se pueden doblar con solo mirarlas... (es que el set anterior era el set de Houdini, y han estado desapareciendo de tal forma, que sólo podemos atribuir tal milagro a la magia portentosa de nuestra cocina y del cubo de basura).
Yo creo que o la edad nos está afectando al cerebro... o será que el clima está causando estragos y por eso nos hemos vuelto aburguesados, pasando los fines de semana bajo techo (del hogar o del centro comercial). Según las predicciones del instituto de metereología, este verano vamos a disfrutar de sólo un día de sol en la isla de la Gran Patranha. Suena apocalíptico... le entran ganas a una de correr a la farmacia y comprarse un bote de Valium... o peor... de correr al centro de belleza ese que acaban de abrir en donde son todas rubias manicuradas y darme unas sesiones en su maquinita de rayos uva - sí esa maquinita con cubierta rosa y luces de neón dentro...
Y para incrementar ese sentido de mediana edad, este fin de semana tenemos otra boda... y según parece se organizará en unos jardines maravillosos con banda de swing demás pijotadas de esas maravillosas para entretener a los invitados. Por desgracia, no se si llevar mis sandalias verdes o las botas de plástico verde (estilo Glastonbury), porque con este clima en donde solo los caracoles están contentos, me parece que vamos a acabar comiendo tarta de boda en una piscina de barro. Si alguna foto merece, la cuelgo.
Yo creo que o la edad nos está afectando al cerebro... o será que el clima está causando estragos y por eso nos hemos vuelto aburguesados, pasando los fines de semana bajo techo (del hogar o del centro comercial). Según las predicciones del instituto de metereología, este verano vamos a disfrutar de sólo un día de sol en la isla de la Gran Patranha. Suena apocalíptico... le entran ganas a una de correr a la farmacia y comprarse un bote de Valium... o peor... de correr al centro de belleza ese que acaban de abrir en donde son todas rubias manicuradas y darme unas sesiones en su maquinita de rayos uva - sí esa maquinita con cubierta rosa y luces de neón dentro...
Y para incrementar ese sentido de mediana edad, este fin de semana tenemos otra boda... y según parece se organizará en unos jardines maravillosos con banda de swing demás pijotadas de esas maravillosas para entretener a los invitados. Por desgracia, no se si llevar mis sandalias verdes o las botas de plástico verde (estilo Glastonbury), porque con este clima en donde solo los caracoles están contentos, me parece que vamos a acabar comiendo tarta de boda en una piscina de barro. Si alguna foto merece, la cuelgo.
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