« Home | Ooops.... » | First one of the year » | Xmas fruit » | El Diario de Miss Gonzalez XXI » | Las tres chinas » | Tube Music » | El Diario de Miss Gonzalez XX » | Foto del día » | ... aaaand another wedding... » | El Diario de Miss Gonzalez XIX » 

Saturday, January 20, 2007 

El Diario de Miss Gonzalez XXII

Sábado, 24 de noviembre de 2001

De la voz del artista, la salsa surrealista y el pollo verde. David hace de santo y de las santas de mis compañeras pensando que aquí hay tomate. Granpatranha saca un cero en las labores del hogar.

Bridget Jones. Ayer fue el día Bridget Jones. Argh. Veamos, que me acuerde. Me pasé todo el día currando, ya repuesta del concierto de heavy y de todas las vicisitudes diarias, y después estuve estudiando para el Proficiency, que lo tengo dentro de dos semanas (quien me mandaría).

El plan estaba claro, ir a bailar salsa, pero manda rayos, para encontrar a David casi nos quedamos calvas, a fuerza de e-mails conseguimos quedar el viernes por la tarde para hablar de a qué hora quedábamos y tal, pero a mi el concepto de “tarde” (léase, afternoon) en este país no me acaba de cuadrar, porque puede ser desde las doce hasta cualquier momento indefinido. Cosa bastante molesta cuando estás esperando. Nah, al final me lo encontré en la puerta cuando me iba a estudiar y todo quedó arreglado para las ocho (horas intempestivas). Pero no creas que perdí el tiempo. Katrin y yo nos fuimos a la inauguración de la nueva exposición de la galería de la uni. Unas pinturas de un noruego muy bonitas y muy tristes y oscuras ellas, con representación oficial de la embajada noruega, con charla aburrida del típico burócrata que dice “Porque el autor piensa... porque el autor pretende... porque el autor quiere expresar...” mientras ves al pobre autor / pintor al lado, de florero, sin decir lo que en realidad piensa, pretende, o quiere expresar con sus cuadros. En fin, la voz del artista, que se oiga bien clara a través de los órganos oficiales. Nada, que resulta que daban vino gratis, y a falta de pincho de tortilla cayeron dos copitas, y Katrin y yo, que habíamos ido por pura racanería (y caray, qué bueno estaba el vino, oye, se gastaron su dinerito), pasamos una horita allí muy amena, poniendo verde a la gente y bebiendo “de” gratis.

Luego llegamos tarde – culpa mía – a la cita, pero por fin conseguimos llegar al pub de salsa. Lo bueno del sitio es que te dan clases primero y luego bailas (también hay de tango). Lo malo es que hay gente que baila demasiado bien y realmente no te vas a poner a hacer el mono entre ellos, si un poco de decencia te queda en el cuerpo. Menos mal que el pelirrojo sabe bailar salsa y nos estuvo guiando por turnos (porque, oh inteligencia, éramos dos chicas y un chico, vamos, un trío irreal para bailar salsa).

Bien. Se acabó la fiesta a las dos, y David se tenía que quedar en casa de una o de la otra porque no le quedaban buses. Me tocó a mi, porque iba a cocinar, y ahí empezó todo. No te montes una historia romántica, que lo mío fue de comedia. Lo que yo pretendía hacer a las dos y media de la mañana, con o sin invitado era a) la colada y b) la cena. La colada era básica porque no me quedaban toallas. Pues nada, a las dos y media me doy cuenta de que el jabón lo tiene mi compañera Belén. La hemos cagao bacalao, ya no pude ni ofrecerle una ducha de buenas a primeras. En fin. La cena, por los pelos, porque tenía la despensa medio vacía. Nos pusimos a cocinar, y este que es como un crío y me pone de los nervios me intentaba ayudar, pero yo soy una petarda en la cocina y quiero hacerlo todo a mi manera, así que las conversaciones fueron desde “¿echo ya el pollo? – no - ¿lo echo ya? – no - ¿por qué? – porque a mi me da la gana” (y voy y echo el pollo... anda que yo también menudo elemento soy). Yo cándidamente pensé que los guisantes tendrían cierta consistencia, como en España, en donde el material en cuestión suele ser redondito y, además de verde, tirando a durillo o por lo menos de geometría estable. No se me ocurrió mejor idea que echar los guisantes nada más echar el pollo. He de admitir que aquí David tuvo razón al quejarse, porque a los dos minutos el pollo comenzó a adquirir una tonalidad verdosa que daba asco, ¡los guisantes estaban despintando!. Bien, sabes la escena en la que Bridget Jones mete la verdura a hervir con un cordel azul y le queda azul, pues igual me sentí yo. No sólo mi habitación y mi casa estaban hechas una pena, no sólo no le puedo ofrecer una ducha ni una cena más decente que pasta con verduras y pollo congelado, sino que encima voy y tiño el pollo de verde. Menos mal que como ha vivido en México y tiene el país entre ceja y ceja, se quedó tan contento porque parecía guacamole. Sabe dios, aquello era más bien engrudo verde con pasta y pollo conjuntado.

Luego, la discusión de media hora, yo diciéndole que durmiese en la cama, que yo me quedaba con el saco, y él que no. Y va y se planta en el suelo con ropa y todo, sin saco ni puñetas, a dormir. Casi lo mato. Al final quedó la cosa en que él dormía en el suelo con el saco y la almohada (me costó diez minutos convencerle de que la aceptase) y yo en mi camita. Otra charla surrealista. “Voy a tener frío – no, David, no lo vas a tener – que sí – que no – que sí – que te digo yo que no, que te metas en el saco – que sí – vale pues pongo la calefacción”. Puf, el pobre casi se asfixia, porque la habitación esta es la leche, si pones la calefacción durante la noche te deshidratas y si encima hay dos personas durmiendo ya es para más INRI. En fin, un show. Y a lo tonto a lo tonto nos acostamos a las cinco casi.

Hoy por la mañana había quedado con los de la Uni y Katrin para ir a un mercado navideño alemán, a las once menos cuarto. Bien, la boba de Granpatranha se tomó con mucha tranquilidad lo de llegar a su hora, y por supuesto, llegamos un cuarto de hora tarde. Primera metedura de pata, nos encontramos a Belén por la calle, y claro, al vernos así por la mañana, “con cara de felicidad” (como me dijo ella después, caray, no se de dónde sacaría la cara de felicidad, tras dormir sólo cinco horas, no poder ducharse y yo sentirme como la anfitriona más cutre del mundo mundial), pues nada, se pensó que había tomate y más. Menos mal que Katrin es discreta y no dijo “Oh, Granpatranha se ha quedado dormida, vámonos, que estaba David durmiendo en su casa”, así que por ese lado no va a haber cotilleos y a Belén ya le conté yo la historia. Pues nada, como no hubo mercadillo, nos fuimos a tomar un cafelito, de rebajas (con lo que se ahorró de taxi se compró unos vaqueros, cómo es este país), y a comprar comida (que aquí la menda tenía la despensa vacía). Me ayuda con las bolsas y cuando nos despedimos, tachán, aparecen como por arte de magia las tres lectoras francesas. “¡Hola, qué tal, qué haceis!” ehm... nada, volver a casa... ejem, ejem. Vaya una conversación de besugos. En fin, a ver el lunes que cachondeo me cae encima. De todas formas estas situaciones me parecen muy divertidas, si hubiese algún tipo de interés por alguna de las partes sería de lo más vergonzoso, pero cuando no es así, es increíble ver la revulsión sociológica a pequeña escala que cierto tipo de detalles causan en el entorno, a ver cuánto tarda el rumor en llegar a mis oídos por parte de la persona menos esperada.

En fin. Está claro que el próximo día David se quedará en casa de Katrin, que por muchas toallas que yo pueda ofrecerle es mejor anfitriona que yo.

Labels:

XMAS3

About me

  • I'm Granpatranha
  • From
My profile
www.flickr.com
This is a Flickr badge showing public photos from GranPatranha. Make your own badge here.

Previous Patranhas

Powered by Blogger
and Blogger Templates
Found in