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Wednesday, August 29, 2007 

El Diario de Miss González XXX (Wehey! triple ex!)

MARIQUITA DÍAZ

Así, así me veo en mi nueva casa, y tras un largo silencio fomentado por lo bien que se está aquí... Vamos, que más que en escribir diarios gasto el tiempo en batir el record de sueño. Creo que en mi otra vida debí de ser un lirón o algo así porque cuanto más duermo más ganas tengo de dormir, y no paro, y sigue, y sigue, de hecho, ahora estaría durmiendo si no fuese por un ataque de fuerza de voluntad que me ha dado, y si no fuese por el pastel que está en el horno...

¿Pastel? Se preguntarán mis queridos lectores. Pues sí, tras la experiencia de la montaña me he vuelto hogareña, de hecho, cada día me parezco más a nuestra entrañable Mariquita Díaz, la muñeca de las niñas que de mayores quieren ser mamás... Estos últimos fines de semana, por fin, he decidido dejar de ser uno de esos ejemplares que se alimentan de bocadillos y pasta con salsa de bote. Bueno, no es que haya dejado de comer eso, pero por lo menos me he propuesto cocinar, y para que la cosa vaya en serio, cocinamos en grupo. Ayer, para celebrar la noche de San Patricio cocinamos Rosa y yo un pastel salado de verduras que nos quedó primoroso, hoy cocinamos pimientos rellenos (ejem, mejor obviemos el asunto porque el pimiento estar, estaba relleno, pero nos quedó un pelín crudo y aún me está repitiendo). Y nada, ya que tengo todo lo necesario en casa, hoy he decidido cocinar un pastel por mi cuenta, a ver que sale... Y lo peor es que el horno no tiene ventanita así que no se si se ha derramado todo porque le he echado demasiada levadura o si resulta que anda por los suelos porque la frutilla que le he echado pesa demasiado. A todo esto, el fin de semana pasado cocinamos algo parecido a un pastel de zanahoria, pero no se si decir que fue un éxito o darle sólo un aprobado.

En fin, cambiemos de tema, que esto comienza a parecer las crónicas de Arguiñano en vez de el diario de aquí una servidora.

Anduve bastante ocupada estas semanas porque vino Sergio de visita y luego vino Simón. A Sergio lo torturamos entre todos porque ese viernes era justo la despedida de Richard (sí, el que se va a México, que digo, el que está ahora en México lindo disfrutando del buen tiempo), y, como no, la despedida consistió en ir a bailar salsa. Vinieron todos los amigos de David (que no se donde los tenía escondidos), y con todos ellos bailamos, lo cual fue un gran ejemplo de buena voluntad, porque una cosa es bailar salsa con un inglés y que te pise o te entre complejo de escoba, y otra es bailar salsa con seis, cada uno de su father y de su mother, siguiendo su propio ritmo y, peor aún, siendo conscientes del ridículo que hacían y dándonos mil gracias por enseñarles a bailar, cosa que no harían si estuviesen sobrios. La verdad es que es la primera vez que me topo con ingleses que se dan cuenta del ridículo que están haciendo en situaciones como esa... La noche fue memorable, pero no tengo ninguna foto.

La semana siguiente vino Simón, y no sé qué tortura le tenía preparada... ah, sí, ya me acuerdo. La fiesta de disfraces. Como la cosa de su llegada estaba un poco en el aire porque de aquí volvía a Glasgow y luego a Madrid y luego a Boston, pues mira, yo me había agenciado un compromiso para el martes por la noche... la Fiesta de Disfraces que nuestra querida amiga Peggy había organizado, sí, la representante de alumnos ninfómana que persigue a David. Y es que los disfraces me pirran.

Por tres libras me compré el quit completo de Eva Perón, que al final quedó en “Mujer de Dictador” aleatoria, o Bonnie sin Clyde y sin una maldita recortada en el bolso de abuela que me había comprado. Luego, por otras tres libras me compré el pedazo de gorro horterísima tipo años cuarenta que era de lo más cantoso y cómo no, complemento ideal para la Señorita Pepis. Guardo foto... A Simón le tocó ir de Náufrago. Si es que... en el Ejército de Salvación se encuentra la respuesta a todos los problemas de vestuario. Compramos una camisa y con mucho gusto la hicimos añicos. Me dio un poco de pena porque la tela era de buena calidad, pero qué le vamos a hacer... David, que se iba a quedar a dormir en casa con nosotros iba de... Zorro...

Qué lata me había dado durante toda la semana... Que si ya había llevado el traje de Zorro los carnavales pasados (me dirás, en esta fiesta nadie le conocía, y no es tan malo repetir traje digo yo). Que si iba demasiado sexy (y que si Peggy se le iba a tirar a sus partes porque claro, no podría reprimirse ante sus encantos). En fin, que al final vino de Zorro, vestido desde Morpeth, en el autobús, con espada y todo, y cuando llega parecía más Sandokan que el Zorro (ah, y lógicamente no sabía quién era Sandokan, así que no le pude tomar el pelo).

Llegamos allí y nos encontramos con la fiesta de disfraces de Porky´s. A Simón le estuvo acosando una salchicha vestida de enfermera guarrona, y según parece una de las amigas de la misma, vestida de pastorcilla de porcelana le dejó bien clara la sensación que le daba cuando le miraba (no pienso repetir las palabras ni los gestos, por respeto a la víctima del acoso, sorry Simón, siento que tengas que salir en mi diario... pero piensa que la población masculina española te hará un monumento, y más de uno habría deseado estar en tu lugar). También Peggy demostró su interés por el chico nuevo contándome lo maravilloso que le parecía, a lo que una, muy en su papel de mujer de dictador tapada del cuello a los tobillos le contestó que a mi plin y que se lo contase a él si quería. David se libró esa noche del acoso de Peggy, pero cayó en las garras de tres Criadas Francesas, Catwoman y alguna que otra Superhéroe más... Una profe de inglés que iba disfrazada de Robin, y una de las profesoras de francés la acompañaba de Batman. Había incluso dos pobres chicas que habían alquilados los trajes de Wallace y Grommit o algo así, no se cómo se llaman los personajes éstos de plastilina, el uno un señor y el otro su perro, que iban asadas de calor y sujetándose los pedazos de cabezones que llevaban de traje. También había Blues Brothers, Vilmas y Pedros, Pink Ladies, travestis (pero de lo más grotesco), y un escaparate portentoso de pantorrillas, muslamen y obviamente pechugas, de tal manera que más que una fiesta parecía el mostrador de una carnicería.

Loados los hombres que pudieron disfrutar de la visión, porque yo me aburrí bastante, estando mi lado lésbico bastante enquistado, y habiendo pocos hombres a los que admirar porque todos daban pena. David al final se fue a la discoteca, atrapado en las garras de las hermosas damiselas a las que habían hecho creer que era Mexicano. En fin... no comments.

Obviamente no supimos nada de él hasta el día siguiente, y eso que le dije que no tenía más que llamarme al móvil, que le abría la puerta y que tenía su rinconcito en el suelo al lado de nuestro amigo Simoncete... En vez de en casa de aquí la menda, acabó en casa de Catwoman (sólo para dormir, nada de rollos), la cual no le gustaba porque era rubia (a esto tampoco añado comentario), y encima se pensó el alma cándida que la muchacha al día siguiente no iba a darse cuenta de que no sólo era inglés sino que encima profesor. Obviamente, la mujer le reconoció y fue a ver si se tomaba un café con ella, y David puso pies en polvorosa... pero como dice él “Por un día fui el Zorro mexicano”. Qué haríamos sin él... nuestras vidas serían tan aburridas...

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