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Friday, June 23, 2006 

El Diario de Miss Gonzalez VIII

Comida menguante. Sobre el "cheese" y las discos inglesas. Gorilas en la pista de baile. Los pubs ingleses se suman otro punto. Las Naciones Unidas salen de fiesta. A precio de coste.

5 Octubre 2001

Me acabo de acordar de que hoy me caducaban las lechuguitas que tengo en la nevera, y es que cada vez soy más desastre, creo que ya no se ni lo que como. Lo que no entiendo es cómo es posible que se me termine toda la comida que compro, y, a ciencia cierta, no me la está robando el ruso porque ese tiene en su habitación un bunker nuclear con todo tipo de alimentos y material sospechoso dentro.

La discoteca; Martes. Que desfase... Los ingleses no sólo están locos sino que encima son unos horteras para divertirse (como en Asterix y Obelix, sufro de "Cultural-Shock"). Esta conclusión no es nueva, y a pesar de que pueda llegar a parecer cuanto menos racista, es una verdad como un pino... la discoteca daba pena. Música terrible, de los ochenta de estos lares – claro, aquí falla el hecho de que yo no me sé las canciones que ellos escuchaban así como ellos no se sabrían las letras de Alaska y Dinarama, así que podemos hacer una concesión... pero no se salvan los go-gos haciendo bailes horteras...y esa música, “cheesy music” la llaman.

No pienses en go-gos despampanantes. Allí lo único despampanante que había eran las camareras (chamalle X, porque en realidad eran unas chavalitas clavadas como estacas detrás de una nevera de la que cogías las bebidas), que iban en biquini negro (con cinturón a juego) muy monas ellas. También había un tándem de gorilas del tipo “Reservoir Dogs” standard opción “luchador de sumo”. Como para meterse con ellos, y lo peor es que sacaron a un buen puñado de gente (por separado, y a uno agarrándolo del cuello) de la disco: todos en manada con el pobre reo bien sujeto, digamos que un poco desproporcionado el asunto, a saber lo que estaría haciendo el pobre pardillo de turno.

Aún así, seamos francos; los ingleses se salvan en lo que a pubs se refiere. Que maravilla. Hay un sitio que se llama Revolution y que es la catedral del Vodka (esto lo se porque a uno de los rusos que venía con nosotros le hacían chiribitas los ojos: para que te hagas una idea del catálogo de tipos de vodka que tenían te podré decir que se pasó una hora estudiándolo). El local está situado en la planta baja de un edificio majestuoso, y es el hall de un antiguo hotel, increíble, con el techo artesonado, con las barras restauradas del siglo pasado, diseño innovador en el resto de detalles que no desentonaba en absoluto con el ambiente, cúpulas altas y gasas transparentes colgados, bueno, no lo se, pero es que deduzco que sería un poco “guiri total” lo de sacar fotos dentro... algún día sacaré las fotos desde fuera.

Pero lo más surrealista de la noche no fueron ni los pubs ni los ingleses (a los pobres los estoy poniendo a caldo, como me confisquen el ordenador en el aeropuerto y lean estos archivos, ejem, ejem), sino la pandilla que íbamos. Ni más ni menos que seis chinos, pero chinos de verdad, bajitos, cuadraditos, con el pelo engominado y siempre sonrientes... y encima soltando palabrotas en castellano – ya que amablemente les enseñamos nuestra lengua, así como ellos la suya – con ese acentillo silábico tan gracioso. Por otro lado iba el bastión del este: tres ucranianas y un kazako (o como se diga). Luego le sumamos a las tres españolas de toda la vida, las tres mosqueteras, y a Anand, que daba ese toque asiático (ejem, bueno, asiático pero tirando hacia la India) a la pandilla – y que baila R&B de miedo, tendrías que verlo – y luego “Pablitou”, el chico con el que hice la apuesta infame sobre quien bebía más Guinness (comprenderás que pienso perder la apuesta, no soy masoquista), que era el único exponente del terruño británico.

Al cabo de la noche descubrí que sólo me había gastado una libra – para el ropero de la discoteca – así que creo que anduve robando bebidas a diestro y siniestro. Y, a pesar de la terrible música que a pesar de todo bailé como una posesa, la experiencia social estuvo muy bien.

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